
Las técnicas de prevención de la transmisión de microorganismos  patógenos han colaborado en este siglo al desarrollo de la Medicina, sobre todo  en el terreno quirúrgico, en el manejo de los grandes quemados y en la lucha  contra las infecciones, especialmente las nosocomiales. El conocimiento y la  estandar ización de las técnicas básicas de antisepsia y de esterilización, junto  a la potente farmacoterapia actual, ha permitido avanzar en el tratamiento de  pacientes críticos, aumentando su supervivencia y calidad de vida. A pesar de  ello, las infecciones nosocomiales constituyen una de las complicaciones más  frecuentes del manejo hospitalario, consumiendo una proporción importante del  presupuesto sanitario de cualquier país de nuestro entorno. La prevención  primaria de la transmisión de microorganismos patógenos debe ser conocida a  nivel general, no sólo por el facultativo de los grandes centros sino por el  médico de atención primaria.
ización de las técnicas básicas de antisepsia y de esterilización, junto  a la potente farmacoterapia actual, ha permitido avanzar en el tratamiento de  pacientes críticos, aumentando su supervivencia y calidad de vida. A pesar de  ello, las infecciones nosocomiales constituyen una de las complicaciones más  frecuentes del manejo hospitalario, consumiendo una proporción importante del  presupuesto sanitario de cualquier país de nuestro entorno. La prevención  primaria de la transmisión de microorganismos patógenos debe ser conocida a  nivel general, no sólo por el facultativo de los grandes centros sino por el  médico de atención primaria.
Se denomina desinfección a una técnica de saneamiento que tiene por objeto destruir los microorganismos patógenos, productores de enfermedades transmisibles, actuando sobre personas, animales, ambiente y superficies de locales, objetos y excretas que son portadores de aquéllos, evitando así su propagación; esta acción germicida puede ser bactericida, viricida, fungicida o esporicida. Se dice que un objeto es infectante cuando en su superficie o en su masa lleva gérmenes de alguna enfermedad transmisible; para que deje de serlo se emplea la desinfección o la esterilización, siendo la primera la técnica de saneamiento, que utiliza la medicina preventiva, para destruir los gérmenes patógenos, mientras que utiliza la esterilización cuando no solamente se destruyen los gérmenes patógenos, sino cualquier forma elemental de vida patógeno o saprofita e incluso las formas de resistencia. Un objeto puede estar desinfectado, pero no esterilizado, mientras que todo objeto estéril está desinfectado. Si se actúa con material que no posee germen vivo alguno, ni siquiera en sus formas de resistencia, se dice que dicho material es aséptico y que se trabaja con asepsia. Si se actúa en personas, heridas infectadas, mediante productos bacteriostáticos o germicidas (antisépticos), se realiza antisepsia.
La desinfección y esterilización, que con la aparición de  antibióticos y quimioterápicos parecían haber perdido importancia, tienen un  interés actual extraordinario por los siguientes hechos: aparición en forma  epidémica en establecimientos sanitarios (hospitales, maternidades, centros de  prematuros, quemados) de procesos debidos a numerosos gérmenes (estafilococos,  estreptococos, Proteus, Pseudomonas, Klebsiella, Serratia, etc.) que, en  general, son cepas resistentes a los antibióticos por muueda de  desinfectantes polivalentes (viricidas, bactericidas, fungicidas, esporocidas),  que rápidamente supongan una protección real, eficaz y definitiva, y técnicas  aplicables a material que por su composición no puede someterse a la  desinfección o esterilización por el calor.
ESTERILIZACIÓN
La esterilización es una técnica de saneamiento preventivo para  conseguir la asepsia, o sea, la destrucción de todos los microorganismos y sus  formas de resistencia que puedan existir en la superficie o en el espesor de un  objeto cualquiera. Obtiene como resultado la ausencia de todo germen vivo  consiguiendo material estéril. Se debe considerar como inadecuados los  siguientes términos por ser falsos: esterilización por ebullición (sólo se trata  de desinfección); esterilización por antisépticos (en la piel y mucosas no se  puede conseguir esterilización por ellos y en cuanto a los procedimientos de  inmersión en desinfectantes son muy escasos y requieren tiempo y pH adecuados),  y esterilización del intestino (sólo podemos ejercer con antibióticos y  quimioterápicos un efecto bacteriostático o bactericida de algunos de los  gérmenes en él contenidos, pero no de toda su flora bacteriana). La  esterilización se puede conseguir por procedimientos físicos y químicos, siendo  más usados los primeros, aunque en los últimos años se están desarrollando los  químicos.
ANTISEPSIA
Es una técnica de prevención que intenta evitar la transmisión de microorganismos actuando sobre personas o heridas infectadas mediante productos bacteriostáticos o germicidas (antisépticos). Estos productos forman parte de la técnicas de desinfección, que pueden ser métodos mecánicos, físicos y químicos. Los métodos químicos son los antisépticos habituales, los cuales revisaremos brevemente.
Los métodos químicos se utilizan ampliamente a base de los productos denominados desinfectantes, que son aquellas sustancias capaces de producir la muerte de microorganismos patógenos sobre superficies inanimadas o vivas (antisépticos), por lo que se denominan «germicidas de superficie», debiendo reunir las condiciones siguientes: alto poder germicida, gran poder de penetración, facilidad de aplicación, escaso costo, estabilidad, solubilidad en el agua o alcohol, no ser tóxicos para el hombre y los animales domésticos, no tener propiedades organolépticos desagradables, no estropear muebles, objetos o suelos, no irritar o lesionar piel o mucosas, etc. Según la FDA, desinfectantes son «aquellas sustancias químicas capaces de destruir, en 10 a 15 minutos, los gérmenes depositados sobre un material inerte o vivo, alterando lo menos posible el sustrato donde residen y abarcando, en aquella destrucción, todas las formas vegetativas de las bacterias, hongos y virus (excepto el de la hepatitis)». Quedan, pues, exentos: virus de la hepatitis, VIH, esporas bacterianas y esporas de hongos o levaduras.
Con respecto a su mecanismo de acción los desinfectantes más utilizados son: a) coagulantes, por ejemplo, el ácido fénico, el alcohol y los fenoles sintéticos; b) oxidantes, caracterizándose por este modo de actuar los clorógenos; c) alquilantes, siendo ejemplo de ellos el óxido de etileno; d) agentes tensioactivos o de superficie activos, siendo ejemplo los detergentes, en general (y en especial los derivados del amonio cuaternario o los anfolitos, que son aminoácidos que actúan por sus cationes, aniones e iones hermafroditas cargados positiva y negativamente).
Como no hay ninguno que sea el desinfectante o antiséptico ideal, una tendencia actual es la asociación de dos o más de ellos para obtener así productos que sumen ventajas sin por ello acumular inconvenientes. La tendencia actual es la asociación de los desinfectantes clásicos con agentes activos de superficie, que, por su acción limpiante y al disminuir la tensión superficial, favorecen la penetración de sus asociados a través de la membrana celular, o bien cabe la asociación intermolecular de diversos desinfectantes para obtener otros más enérgicos y rápidos de actuación. Otras asociaciones pueden realizarse con los clorobifenoles y el formol o bien con fenólicos asociados a la clorhexidina y hexilresorcinol. Las técnicas generales de utilización son inmersión, loción, pulverización, vaporización y fumigación, aerosoles, brumas o micronieblas, botellas autoeyectoras o autoproyectoras.
 












